jueves, 1 de octubre de 2009

Mis hijos

miércoles, 23 de septiembre de 2009

MI Padre

Roland Andrés Bolaños Gutiérrez 1937-2008
Conocido como Arnoldo Bolaños Bolaños
Nació en Puntarenas el 17 de Octubre de 1937.
Mi padre
Nació , vivió y murió en su más grande amor la Ciudad de Puntarenas.
Su familia, era muy humilde, quedo huérfano a los 11 años, a partir de ese momento se crio con su abuela, ella según contaba mi padre fue quien lo impulso a estudiar tuvo que trabajar desde muy pequeño para ayudar en la manutención, vendía pasteles a los a los tripulantes de barcos que venían a nuestro puerto, cuando no había venta de pasteles hacia cualquier trabajo que pudiera, desde jalar maletas a los turistas, hasta servir de guía.
Contaba mi padre que no supo cómo le llego su amor por la fotografía, si decía que siempre desde que tuvo memoria, le había gustado, quiso aprender un poco siendo niño, con el único fotógrafo que había en esa época un señor de apellido Román, un par de veces siendo niño, tuvo la oportunidad de entrar al cuarto oscuro y poder revelar, unas fotos.
Recién a la muerte de su madre, quien era dueña de un puesto de venta de frutas en el mercado, su abuela se encargo de el, en este momento empezó a trabajar en las ventas de pasteles.
En esa época, fue cuando poco a poco, comenzó a estudiar fotografía, por medio de una escuela por correspondencia Escuelas Argentinas las mismas que se anunciaban en las comics de aquellos tiempos, durante esos años compro su primer cámara, contaba que le costó 10 colones de los cuales decía que nunca pago un colon que quedo debiendo a quien se la vendió.
La gran impulsadora de su amor y dedicación a la foto, fue su abuelita quien siempre lo veía levantarse muy temprano, para ir a estudiar a la playa, también era quien se sentaba con él a tomarle las clases y una vez que llegaba la hora de irse al trabajo lo buscaba en la playa para que no se emocionara y fuera a trabajar.
Debido a las carencias y las pocas oportunidades de educación, no pudo iniciar los estudios secundarios, por lo que tuvo q dedicarse a trabajar en la construcción, trabajo para la municipalidad y en la construcción del Antiguo Cine Central lugar donde conoció a su primer socio y gran amigo Manuel Córdoba con quien decidió fundar su estudio fotográfico. Los dos tenían trabajos que les permitían, trabajar por turnos en el primer local que tuvieron en lo que es hoy una de las esquinas del Liceo José Martí.
En 1957 en cuanto recogieron un poco de dinero se instalaron y empezaron a trabajar, los primeros tiempos eran difíciles mas que no tenían clientela y nadie los conocía como fotógrafos, mientras por la mañana el señor Córdoba, atendía el negocio, mi padre seguía trabajando para la municipalidad en la obra del alcantarillado de la ciudad. Por los tiempos tan duros y difíciles el interés del socio decayó.
Contaba que una vez “volando pala” precisamente al frente de donde estaba su negocio, lo vio, cerrado, no supo cómo pero en ese momento se armo de valor y decidió que la fotografía seria su profesión y más aun la pasión que lo llevaría por la vida.
Instantáneamente al ver que había tomado la decisión, tiro las herramientas a un lado, fue donde el jefe y le dijo q renunciaba, a los compañeros les regalo las herramientas, se fue donde su abuela que por cierto lo regaño, tomo una ducha y a los pocos minutos estaba listo para trabajar en su negocio.
Los años de inicio fueron difíciles pero poco a poco creció su clientela, ya q la calidad de su trabajo fue conocida por la gente, en los años donde el inicio, las empresas fotográficas transnacionales que había en el país, buscaban a los mejores fotógrafos y les brindaban capacitación, el talento de él fue descubierto pronto, por lo que industrias fotográficas de Costa Rica (kodak) lo tomo bajo su patrocinio y empezó a educarlo profesionalmente, para ese tiempo ya se había establecido en un local nuevo, más amplio y que se prestaba mas para la fotografía.
Fungió como corresponsal para el diario de Costa Rica. Poco a poco su trabajo se lleno de renombre, para esa época aproximadamente en contrajo matrimonio con la que sería su esposa por más de 49 años, Emilce Bogantes Hidalgo.
Al año de haberse casado consiguió una beca para estudiar fotografía en la ciudad de México, en la escuela de Kodak para América Latina. Hizo miles de esfuerzos saco préstamos, dejo el negocio en manos de su esposa y unos amigos. Durante ese año, no perdió tiempo y saco la carrera completa que duraba dos años en uno. Su desempeño fue sobresaliente y gano algunos de los concursos internos que hacían entre estudiantes.
Al volver al país siguió con su empresa la cual hizo crecer, pero como siempre hay piedras en el camino, acabando de iniciar esa nueva etapa como un fotógrafo profesional, su local muy nuevo y moderno, fue consumido por el fuego. Era tal su pasión que cuando llego al lugar proveniente de su casa, lo primero que hizo fue salvar una par de cámaras, al ver que ya el fuego era incontrolable se dedico a tomar las fotografías de la catástrofe.
Los tiempos fueron difíciles, sin embargo eran tiempos donde la palabra de una persona valía, contaba mi padre que por la ventana del banco el gerente lo llamo y le ofreció el dinero que necesitara, además existían amigos que le armaron el negocio de nuevo.
Ya en el lugar que hoy ocupa el negocio, lo primero que hizo fue seguir con la tradición y poner en la ventana las fotografías, del incendio de la antigua FOTO LUX.
Para ese tiempo ya en los años setenta, empezaban los primeros carnavales, en los cuales su cámara y su personalidad fotografiaron, a todas y cada una de las bellas mujeres que fueron candidatas, en su puesto de corresponsal de algunos periódicos, dio realce a los carnavales, logro la publicación en FULL COLOR de suplementos especiales de dicha actividad, creando así mas expectativa de los que fueron en su momento los mejores carnavales del país.
Su cámara fotografió los grandes momentos de la historia porteña, las invasiones de lo que llamaron Camboya, accidentes aéreos, cientos de accidentes de automóvil, los nacimientos bautizos, graduaciones y hasta la foto del año de muchos de nosotros. Pero nunca nada marcaria su vida como fue el accidente de la angostura….
Contaba mi padre, que ese día empezó como cualquier otro, sin embargo por medio de la radio se dio cuenta del accidente, decía el que cuando llego al lugar entro como en un trance solo recuerda tomar fotografías sin parar, el veía drama y dolor por todas partes, veía conocidos, amigos, clientes, mujeres, niños. La angustia por tomar esas fotos lo marco de por vida, a tal punto que nunca vendió una sola de ellas, solo las que se publicaron el periódico EXCELSIOR de Costa Rica, filial de el Excélsior de México, estas fotografías le dieron la vuelta al mundo. Se dice que Excelsior de Mexico gano varios reconocimientos por dichas fotos pero nunca llegaron a manos de mi padre.
Sin embargo aunque esas fotografías, son el trabajo que para él fue el más importante de su vida, las áreas de la fotografía donde él se desempeño, fueron amplias.
En el futbol, otra de sus grandes pasiones y no el futbol como tal si no el equipo de la Ciudad, se llamara como se llamara, día a día enviaba a los periódicos, fotos de todos y cada uno de los jugadores y partidos que hubiera.
Su ventana, se convirtió y todavía al día de hoy es el Periódico mural de la Ciudad, cuanto acontecimientos hubiera, el lo tomaba y colocaba en ella para que todos los porteños pudiéramos disfrutar de lo que pasaba en nuestra ciudad.
Sin embargo, a pesar de todas las áreas donde se desempeño, adoro mas la historia grafica de nuestra ciudad, empíricamente hizo una gran investigación de los inicios de la ciudad no se limito solo a la fotografía si no a muchas de las áreas graficas que documentaban los inicios de nuestra ciudad. En sus archivos se encuentran los primeros, autos, los más grandes accidentes, los incendios de la ciudad, la famosa tromba marina y muchísima de la historia que ni el logro captar con su lente.
Fue un hombre visionario, que siempre estuvo al tanto de la tecnología, fue el primero en entregar en 24 horas un trabajo, después paso a 8 horas y así poco a poco avanzo con tecnología. Y era increíble oírlo de decir esto es para los porteños. Siempre trabajo y siguió hacia adelante, siempre atendió con una sonrisa.
Aunque de mi padre se puede hablar por horas y hasta días, se puede reír y llorar, pero lo más grande que él nos dejo tanto a su familia como a los porteños, fue su amor a veces ciego a esta ciudad, la pasión con la cual defendió su trabajo y como siempre soñó con hacer la mejor foto, para cada uno de los que fuimos fotografiados por él. Oírlo hablar de Puntarenas, era increíble era tal su amor a esta lengua de tierra, que se salían las lagrimas cuando contaba de una foto o de un momento en la historia del puerto. Soñó con un Puntarenas idílico, un lugar con desarrollo y progreso para todos.
Siempre quiso ayudar a la ciudad y de un modo u otro, nos ayudo y conservo, para nosotros y nuestros hijos, un tesoro increíble, nos regalo un legado que por generaciones tendremos. Gracias a su ojo lograremos entender como fue nuestro mundo, como fueron nuestros antepasados, como fue nuestra ciudad, Y lo más importante siempre se recordara como atendió a cualquier cliente igual que a los demás, siempre deseándole dar la mejor foto posible. La fotografía nunca fue un negocio para él, fue su vida y su pasión y nada lo hacía más feliz, que lograr que aunque fuera en su ventana, la gente pudiera ver a su puerto a traves de sus ojos.